sábado, 22 de octubre de 2011

Tarde de ausencias (Avellaneda)

Somos compatriotas del deseo,
del desecho espiritual.

Somos sobrevivientes
de gases lacrimosos,
de las sonrisas de niños descalzos,
de esa mezcla confusa de río y mar.

Somos esa presencia
que se autoproclama Sur.
Le pusimos nombre a cada uno de sus perros,
hasta a los que no le lamen la mano a nadie.

Asistimos a las vigilias
de unos cuantos jóvenes asesinados.
Sobrevivimos
esa mezcla confusa de llanto y rock barrial.

Me acordé de mi padre,
vos te acordaste de tu padre,
fue una tarde de ausencias
(Tarde de Ausencias
es el nombre completo de Avellaneda).

Fue una tarde de ausencias,
salvo por los camiones
que hacían temblar las plazoletas,
salvo por los jóvenes
que jugaban a la pelota,
salvo por los afiches, los cartones,
y todas las demás cosas
que se habían resistido al viento.

jueves, 13 de octubre de 2011

Hola, soy yo

Hola, soy yo,
este animal respetuosamente ofendido
que lo trata de usted.

Soy yo,
la que buscaba el sentido de la existencia,
pero que sin anteojos me iba mal.

A lo largo de mi vida,
a mis peces los encontraron muertos,
flotando de costado.

Por eso, trepé este árbol
y comí de sus duraznos
dulces e invisibles.

Todo lo demás

Todo lo demás es fácil,
todo lo demás es simple,
apuntá,
dispará,
abrí la botella,
encendé el fósforo,
escuchá la lluvia.
Solíamos bailar así.

De repente, dejamos de buscarnos
en las esquinas,
empezamos a mirar el suelo,
hartos de hablar

del perro
atropellado.