sábado, 23 de julio de 2011

Niña amarilla

I.

Tu nombre manzana tragada entera
el silencio dentro del ruido
la guerra dentro del silencio



II.

Entre los fuegos de la miel
había algo amarillo
algo gris que dejaba
las superficies semimasticadas
y entre estatuas de carne
tu voz, tu lengua suavísimo pez
sin escamas, sin abejas, nadaba.
Día de barro, de polvo y aceite,
todo capa de miel y fuego,
todo negro pez nadando en el aire,
abríamos las bocas hacia el cielo.



III.

¿Y la niña amarilla?
¿Sigue habitando esa serpiente abierta?
Se le habían puesto azules los pies
por andar sobre el vientre que latía intacto.

Quería pintarse verde,
atarse a un poste en la plaza central,
llamarse árbol o juan,
ya no ser ese ser
acariciado eternamente
por los dedos postizos del olvido.


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miércoles, 13 de julio de 2011

Las superficies explicadas

I.

Un telescopio de verdad
vería la blandura de los huesos
que apenas sostienen la noche.


II.

No me preocupan los ojos de pez
que microscópicamente componen
el universo y me miran, tampoco
el sonido brilloso y semilíquido
que éstos hacen en el momento de
ser arrancados de las superficies.

Lo que sí: 1) el ser extraño que quema
detrás de las puertas de la vigila,
2) y ciertas cosas que siguen pegadas
desesperadamente a lo escondido de uno.


III.

- Hay cosas que no – le decía – mirá,
por todos lados, ¿ves? – y muy dedo índice
la arquitecta le explicaba que había
que hundirse más en el asfalto, rápido,
había que entender que el cemento antes
y después el mar, error común entre
ahogados principiantes.


IV.

Hicieron campaña y llenaron campos:
miles de cuervos recién escupidos.
Todo era negra espuma, negro aliento
de langostas hambrientas, comían hasta
los edificios, las cosechas, fuegos
y verdes, todo. Hasta que los párpados
azules cerraron sobre la tierra
que ahora mojada, pálida recuerda
los bosques que comimos en su honor.


V.

El jardín aplastado
yeso para curar
amarillento el odio
noche sin tantos grillos
llorando de asombro y memoria.


VI.

- Cuando me muera – dijo
columna vertebral
tan vibrando de abejas
- Cuando me muera, cuerpo:
árbol y miel.



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