Los bellos disturbios
de almas rotas:
Vos estuviste en medio del quilombo
declarándote "muerto agradecido".
El lío ya te venía armado,
sólo tenías que pararte en medio de todo.
En seguida venían a esposarte
y tu existir dejaba de hacer ruido por un tiempo.
Te confieso,
yo también llegué a agitar banderas de caos artificial.
Porque algunos tienen historia de vida,
otros espirales infinitas hacia nosotros mismos,
y los demás
el cagazo de siempre.
Pasará el tiempo
y cuando hayas fumigado todos los pisos de tu cerebro
y te deshagas de tus inquilinos,
volverás como un pájaro aplastado,
intentando su último vuelo.
Me llegará la palabra "padre":
dulce patada al oído,
en medio del quilombo,
en uno de esos días que te gustaban a vos.