jueves, 21 de febrero de 2013

Adversarios


                                                   Max Ernst

I.

El gran suspiro colectivo
de los perros del barrio
cuando se cansan de ladrar.

Mis adversarios
son los pájaros al mediodía
y tu nombre que se oye porque sí.

Entraña estrepitosa
¡Basta!

Un pelotazo demente al aire,
un intento de resucitar el viento
para que se lleve el día
de una vez.

II.

La luna y su amarillo espeso,
apenas transitable.

Algo tiembla en el horizonte:
una hoja o una mano
que sostiene un fusil,
un pájaro dormido en una rama,
una epilepsia secreta.

Tiembla
el burro en la cima de tu furia.

III.

Anoche el silencio mayor fue el tuyo
y yo (la causa principal de mis desgracias)
quise arrancártelo, tirarlo lejos,
besar tu frente y tus párpados,
dejándote sólo el olvido y mi nombre.

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